Camino de Jericó

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viernes, 1 de abril de 2011

Capítulo 4. Martes 30 de marzo

Jesús es bautizado por Juan en el Jordán, tentado en el Monte de la Cuarentena y comienza su vida pública.
El martes 30 pudimos visitar el Jordán, los lugares fundamentales donde Jesús desarrolló su ministerio y el Monte Tabor.
El I Domingo de Cuaresma escuchamos las tentaciones y el II Domingo de Cuaresma la Transfiguración.
Por eso, en la idea de segui,r en la medida de lo posible, la vida de Jesús y el camino de la cuaresma, además del vídeo completo de este día, os adjunto la parte de Jericó del miércoles, desde donde contemplamos el Monte de la Cuarentena.


Anécdotas: a la caza del amanecer en Tiberiades, Españoles por el mundo, el Pez de Pedro, la 'espectacular' subida y bajada en taxi al Monte Tabor, especialmente con un conductor manco.., las ocas de Naín...

Recuerdos: ver de cerca el mosaico de la multiplicación, estar en el lugar en que Pedro 'declara' a Jesús su amor, tocar el agua del lago, respirar en la orilla, recoger pequeñas conchas que Jesús probablemente observaría... 
Nazaret desde el Monte Tabor...
El agotamiento haciendo mella. En Naín podéis ver las caras, aunque no sé muy bien si fue el agotamiento o el resultado de esta visita inesperada.



Reflexión / Meditación: El día comienza con una intención : 'Tras las huellas de Jesús' y termina con una realidad 'Sobre los pasos de Jesús'.
Alguien  me había comentado que, cuando estuvo en Tierra Santa, tuvo la sensación de estar caminando unos metros por encima de la tierra que pisó Jesús. Si algún día tuve esa sensación, fue este, aunque realmente no sentí la distancia de esos metros.
Me quedé 'enganchada' a orillas del lago, en los escalones que llevaban al lago desde el santuario Mensa Christi, en las calles de Cafarnaum y en la casa de Pedro, mirando el Jordán, admirando el paisaje desde el Monte Tabor, y en Naín. Estos lugares eliminaron los metros que nos pudieran separar de los pasos de Jesús. La luz, el aire, el agua, las conchas, piedras, vegetación, fauna... Fuertes sensaciones que dieron lugar a firmes impresiones en la retina, en el recuerdo y en el corazón.
A lo largo de todo este tiempo, estas impresiones han ido cobrando vida en las Lecturas de cada día y la magnitud del viaje a Tierra Santa crece y crece cada día.
Cafarnaum, sede de Jesús para su ministerio en Galilea, encierra, para mí, gran parte del misterio de este viaje. Un llenarte hasta desbordarte de '¿?' en el momento de la visita y un prolongado e intenso rumiar a lo largo del año a la luz de la Escritura. Es que Jesús prometió allí el Pan de Vida, descansó allí, 'reclutó' a varios de sus discípulos, comió, bebió, interpeló, predicó... Allí absorbimos el misterio de su humanidad.
Y en Naín, en esa pequeña iglesia, plantada como una isla salvadora en medio del océano del mundo, allí, perplejos, pudimos saborear su divinidad.






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