Camino de Jericó

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domingo, 10 de abril de 2011

Capítulo 2. Domingo 28 de marzo.

Domingo de Ramos en Jerusalén

Anécdotas / Recuerdos:
Toma de contacto con la vida en Jerusalén, la convivencia de las tres grandes religiones, sus similitudes y distanciamientos. Probablemente, estos últimos obra del hombre, aquellas, obra de Dios.
Un día de alabanza, pero con sentimientos distintos a los que tendrían dos mil años atrás, llega el Mesías, entra triunfalmente ne Jerusalén, pero pronto se olvidarán de sus alabanzas para sumergirse en los intereses de la vida cotidiana, del aquí y ahora, ¿tendremos cuidado en no caer en los mismos errores o lo hacemos una y otra vez?

Reflexión / Meditación:
Esperando con inquietud la procesión de la tarde, la explanada del Templo me recuerda muchos momentos de la vida de Jesús y, no sé porqué, especialmente la expulsión de los mercaderes. Cierto es que allí estábamos, como peregrinos, pero también como turistas, fotos, compras...
Convivencia con las tres grandes religiones y, cada fiel, mostrando su fe y 'cumpliendo' con sus 'leyes'.
El muro me vuelve a sorprender, un deseo profundo de paz para el pueblo de Israel, un sentido de pertenencia a este pueblo, un sentimiento de agradecimiento por la dureza de sus corazones, como si hubiera sido la llave de apertura de los nuestros.
Y, entre el calor, la algarabía de los niños vendiendo ramitos de olivo o ramas de palmera, nos vamos agrupando a las puertas de Betfagé. Me sorprende el enorme respeto de los musulmanes custodiando nuestra procesión y las metralletas desde las terrazas planas ocupándose de 'nuestra seguridad'.
Una procesión multitudinaria, alegre, sentida, que reune a tal cantidad de peregrinos de todas partes del mundo, con cantos y gritos de júbilo en todos los idiomas, que me hace sentir parte de una inmensidad, que me muestra la grandeza de la fe en Cristo, la Iglesia del mundo, caminando unida, peregrinando en esta tierra, en búsqueda...

domingo, 3 de abril de 2011

Capítulo 5. Miércoles 31 de marzo.

Anécdotas / Recuerdos:


De este día recuerdo el calor asfixiante bajo el sol del desierto, un desierto que Jesús debió frecuentar en sus idas y venidas de Galilea a Jerusalén.
Imaginando a los esenios en Qumrán y, quizá, Jesús visitándolos.

El color de la tierra, su aridez, el oasis de Jericó, la atracción por el monte de la cuarentena, el ciego de Jericó y  Zaqueo.

 De vuelta en Jerusalén, la 'impresión' del Calvario, la casa de Pilatos o la piscina probatoria.
Terminando con el Vía crucis, podemos decir, que este día fue puro recorrido de la Escritura, tanto del  Antiguo como del Nuevo Testamento.



Meditación / Reflexión:
Después de ser tentado en el desierto, Jesús comienza su ministerio en Galilea:
'Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca' (Lc 4, 14).


Cafarnaún, junto al lago, en Naín, en el monte de las Bienaventuranzas, monte Tabor (nuestro recorrido del martes). Jesús pasaba enseñando, curando, mostrando el camino, indicando condiciones para su seguimiento, entre parábolas, milagros... Y, la Transfiguración...

Después comienza su viaje de Galilea a Jerusalén:
'Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de caminar a Jerusalén' (Lc 9, 51).


Disposiciones para el seguimiento, envío de los setenta y dos, el mandamiento mayor, la oración...
'Y pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén' (Lc 13, 25)
Y Jericó y la curación del ciego y el encuentro con Zaqueo, y seguimos este camino de vuelta a Jerusalén y recorremos el Vía Crucis. Un día intenso, agotador física y emocionalmente, la vida pública de Jesús y su Pasión, recorridas de una vez.

La emoción se desató al poner la mano sobre la piedra del Calvario, y, otra vez en ese recogimiento del grupo que no sé explicar, subimos hacia la casa de Pilatos.

 Esta visita dio un sentido nuevo al Vía Crucis que íbamos a recorrer, la Condenación se hizo mucho más patente en mi corazón.

 Parecía 'misión imposible' realizar el Via Crucis entre el tumulto, las voces, la falta de luz, las metralletas...
Sin embargo, todo eso me ayuda a sumergirme más profundamente durante todo el recorrido. Los comerciantes, los soldados, el griterío de la gente, las piedras desgastadas del suelo, todo eso estaba aquel día. Unos animaríasn a los romanos, otros llorarían por Jesús, los comerciantes aprovecharían la ocasión de la crucifixión para vender sus productos y, en medio de la actividad de cada uno, Jesús con la Cruz, muy dolorido, agotado, pasa en medio de la turba y sufre aún mucho más en su corazón por nosotros, que en su cuerpo. Entonces si quiero ser el cireneo o  la Verónica, pero soy una de esas mujeres que lloran por Jesús y, después de sus palabras, por la humanidad.

lunes, 14 de marzo de 2011

Capítulo 1. Sábado, 27 de marzo de 2010.

Anécdotas: el vuelo para despegar y yo comprando pilas para la cámara, que además después no funcionarían. Retraso al coger el vuelo y "¿detención en el aeropuerto de Tel Aviiv?"...


Recuerdos: Es de noche. Las calles están vacías.
Extramuros una ciudad más, diferente en construcción según la propia cultura, el clima...
Una vía ancha, una avenida y las murallas... Inquietud.
No llevo ninguna predisposición, no he querido leer la guía, me atengo a las indicacines del Padre Teodoro, absorber el paisaje, la luz, los aromas de la tierra de Jesús.
Atravesamos las murallas por la Puerta de Damasco. Calles estrechas, oscuras, cierres metálicos hasta el suelo forman las paredes. Miro arriba, están cubiertas...
Pisamos suelo empedrado, irregular, desgastado, resbaladizo...¡Cuántos pies habrán pasado por aquí!
Huele distinto, a especias, un aroma desconocido.
Dos objetivos para esta primera noche: el Santo Sepulcro y el Muro de las Lamentaciones.
El Santo Sepulcro está cerrado, lo abrirán para maitines pero será tarde. Caminamos hacia el Muro. Algunas paradas en estaciones del Via Crucis, primeras impresiones personales y pequeño desasosiego.
Pasamos el control, el Muro, iluminado, se alza impresionante. Las mujeres bajamos por una rampa, quiero acercarme al Muro y tocarlo, está ahí mismo, delante de mí, pero no quiero interrumpir la profunda oración de las mujeres que están allí. Me conmueve profundamente su oración, el movimiento de todo su cuerpo, el libro pegado a lacara, lo que indica que conocen los salmos de memoria, el respeto, su llanto quedo, lágrimas que fluyen sinceras. No me parece cumplimiento, me parece 'querencia'.
Observo y veo que al salir nunca dan la espalda al muro, caminan de espaldas para no hacerlo.
Podrían pensar, y se escuchan comentarios, de no entendimiento a tal adoración a un muro, casi idolatría. ¿Quiénes somos para juzgar?
En el Muro sienten muy cerca a Dios, respeto, no juicio.
Me acerco al Muro y no me siento digna de tocarlo. Me quedo cerca mirándolo, escuchando plegarias, salmos, supongo. Siento la grandeza de su fe y su plena confianza en Dios.
Se acerca una mujer con tres niñas. La mayor, de unos siete años, se tira, literalmente, al muro y lo abraza y acaricia con su cara, con sus manos y brazos, como quien se tira a los brazos fuertes de un padre que la protege. Me admiran su espontaneidad y su fe.
Siento la necesidad de rezar por ellos.
Salgo de espaldas, según he visto hacer, y con 'piel de gallina'...

Meditación: 'Los últimos serán los primeros' Esta frase acude a mi mente como una ráfaga fuerte y tengo la sensación de estar viendo a los primeros, que serán los últimos, sostendios por Dios, que permite toda circunstancia sobre ellos para que nosotros, los últimos, podamos alcanzar el Reino.
Profundo respeto y amor. Siempre estaréis en mis oraciones. Pediré para vosotros fortaleza y constancia, amor y la protección de Dios y que, cuando vuelva, veáis, oigáis, comprendáis y sanéis.
 ' Levántate y ten misericordia de Sión,
que ya es hora y tiempo de misericordia.
Tus siervos aman sus piedras,
se compadecen de sus ruinas...
... Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones...'
(Salmo 101)